Video del ultimo ensayo, Ohm, tema nuevo!
Ya, en muchas ocasiones, había oído las voces del río, pero hoy sonaban diferentes. Ya no podía diferenciar las alegres de las tristes, las del niño y las del hombre: todas eran una, el lamento, el anhelo y la risa del sabio, el grito de ira y el suspiro del moribundo. Todo era uno, todo permanecía estrechamente enlazado, y mil veces entremezclado.
Y todo aquello unido era el río, todas las voces, los fines, los anhelos, los sufrimientos, los placeres; el río era la música de la vida. Y cuando Siddharta escuchaba con atención al río, podía oír esa canción de mil voces; y si no escuchaba el dolor ni la risa, si no ataba su alma a una de aquellas voces y no penetraba su yo en ella ni oía todas las tonalidades, entonces percibía únicamente el total, la unidad. En aquel momento, la canción de mil voces, consistía en una sola palabra: el Om, la perfección.
Hermann Hesse
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